Hace aproximadamente un año me encontré con una Malaguti Centro SL, fue amor a primera vista. Pero cuantas más motos de la marca me encontraba, más sabía que pronto estaría engañando a mi Centro.
Hay algo en la Malaguti Phantom que me hizo tener que tener una. Es una moto bastante icónica en estos lugares. Así que cuando tuve la oportunidad de poner mis manos en una, no dudé. Su forma, actitud y sonido me tenían enganchado. Y luego vienen las pequeñas cosas. El gesto de respeto cuando te cruzas con otra Phantom… Estas cosas tienen historia. El otro día tomé una XSM 2004 y ahora parece que voy a tener que encontrar más espacio en el garaje.
Los fines de semana somos mi Phantom, la cordillera del Piamonte, y yo. Es todo lo que necesito. Me siento bendecido de tener un lugar tan increíble justo en la puerta de mi casa, y no creo que hubiera podido encontrar un compañero mejor con quien explorarlo.
Copyright Paul Giurgi